La obra pictórica de la chilena Natalia Babarovic y del argentino Carlos Huffmann se encuentra en una nueva exposición de la galería Departamento 21. Sin coincidencias aparentes, ambos artistas abordan la pintura como una instancia investigativa, integrando abiertamente una dimensión teórica y analítica en su producción.
En el caso de Carlos Huffmann, la influencia iconográfica contemporánea es un elemento ineludible y al mismo tiempo rescatado por él como una fuente de reflexión. Se inspira en la televisión, los videojuegos, los dibujos animados, la mitología, los conocimientos filosóficos y todo un cúmulo de lecturas personales, de singular transversalidad, que según explica, actúan como un “sedimento” de su obra.
Huffmann mostrará en D21 una serie pictórica en la que autos y camiones protagonizan las escenas. En situaciones a veces absurdas y a veces jocosas, integra mensajes y consignas conviviendo en visualidades con un cierto guiño surrealista. Este joven artista porteño quiere poner en escena la sobredosis de estímulos –visuales, sensoriales– con que nos enfrentamos a diario en una especie de gran vértigo cultural. El mismo explica:
“Creo que en el posmodernismo el último momento para creer en algo es la adolescencia, después, si quieres participar del mundo adulto tienes que volverte cínico. En ese sentido, las proclamas que incluyo en mis cuadros son totalmente serias, son las cosas que siento y que creo. Soy un escéptico optimista. Creo que el impacto político de una obra de arte es pequeño, pero real. Puede generar cambios en la cultura que sean verdaderos artífices de transformación, pero lo que nunca está claro es si el cambio va a ser el que el artista imaginó. De cualquier manera, lo mejor que te puede dar el arte es el desarrollo de tu capacidad de ver”.
Natalia Babarovic, por su parte, rescata el aspecto psicológico en las escenas retratadas. Esta vez en base a las fotografías que su abuelo Bosko Babarovic tomó entre los 60 y 70, recreando paisajes de patios y jardines. La artista recupera este tipo de escenario en su propio registro fotográfico actual y establece cruces entre la matriz estética naturalista y la atmósfera propia que expresan estas escenas. En su obra, la artista ha estado en una permanente reflexión sobre el paisaje y las problemáticas que se desprenden hoy en día de la tradición pictórica académica.
Huffmann y Babarovic tienen obras que hablan de tensión; es lo que las hace particulares. Mientras el primero postula una especie de nuevo surrealismo alimentado de saturación cultural/mediática, Babarovic resignifica los géneros clásicos y juega a desarticular las prácticas académicas con nuevos materiales, nuevos soportes y nuevas disposiciones en el espacio.
Carlos Huffmann (1980) vive y trabaja en Buenos Aires. Ha participado en varios talleres de artistas argentinos y estudió en el California Institute of Arts (CalArts). A partir de 2001 comenzó a exponer en numerosas muestras nacionales e internacionales.
Natalia Babarovic (1966) vive y trabaja en Santiago. Formada en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, fue alumna de Adolfo Couve y ayudante de taller de Gonzalo Díaz, Premio Nacional de Artes 2003. Su obra se hace reconocible dentro de la generación emergente de los años 90, planteando una reivindicación y a la vez problematizando la pintura académica. Pone en el tapete ámbitos como el paisaje, la práctica del taller, el desplazamiento de materialidades y soportes, destacándose con obras como el mural de Rancagua (1992) y la exposición “Cautiverio Feliz” (Galería Gabriela Mistral, 1993).