Cupos: El taller se realizará con un mínimo de 5 y un máximo de 15 personas.
Duración: 4 sesiones (2 horas c/u).
Hora: 19:00 a 21:00 hora local de Chile.
Fechas: 15, 23, 29 de mayo y 5 de junio.
Formato: Online
Valor: CLP 50.000 por persona.
Modos de pago: Transferencia electrónica.
Requisitos: No se necesitan conocimientos previos del tema. El taller se realizará bajo modalidad online y las clases serán grabadas.
Inscripciones: info@d21.cl.
Impartido por: Justo Pastor Mellado.
Descripción:
Este curso tiene un valor particular, porque proporciona elementos para la producción de obra, a partir de un ANÁLISIS DE LA IMAGEN, que toma en cuenta el origen y funcionamiento de algunas formas significativas, que van a determinar la consistencia simbólica y material de la escena local. Tomaré el “Retrato de los Arnolfini” (Van Eyck, 1434), “Los embajadores” (Holbein, 1533) y “El descendimiento de la cruz” (Rembrandt, 1633). Verán: se trata, primero, de una escena de desposorio que esconde la dinámica de un duelo; luego, la exhibición de una escena de poder, en la pose de dos personajes que sostienen una alegoría del conocimiento y de poder; para finalmente, exponer los elementos que nos permitirán hablar de la distribución evangélica de la escena del descendimiento. En verdad, todo esto es muy útil para estudiar las filiaciones inconscientes de ciertas obras actuales. Además, en la práctica artística contemporánea, lo importante es saber de dónde se viene. Estas obras dan cuenta de la historia de la representación, proporcionando elementos muy ricos en significaciones técnicas y formales, que expresan un determinado estado de relaciones entre teología, pintura y política.
Tomaré en cuenta algo que no puede ser indiferente para el análisis de obras actuales. Asociaré la estructura de la pintura de Rembrandt con el lugar que esta escena ocupa en la obra de Dittborn; me refiero a la figura de “La Pietà”, para desde allí, pasar al fotograma del filme sobre la pelea de boxeo entre Emile Griffith y Ben “Kid” Paret. Por cierto, esta es una operación de algo riesgo, que Dittborn levanta como una matriz de la cultura visual de Occidente. Pero, en el fondo, esto lo sabe todo el mundo, porque determina el carácter de la escena chilena como representación de un descendimiento en que no hay consuelo. De ahí que la estructura de esta imagen, al combinar escalera, madero y pliegues de una mortaja, proporciona los elementos constructivos básicos para que Gonzalo Díaz imagine la instalación “¿Qué hacer?” (Galería Sur, 1984). Ahora, si se piensa en la obra de Leppe, su performatividad se ajusta a la inquietante figura que se ubica en la parte inferior de la pintura de Holbein, cuya deformada presencia conjura la angustia ante la muerte. Pero lo que sugiere es el poder del estante como estructura que ordena una “política de saber”.
He escogido, para comenzar, obras significativas cuyos modelos de base permiten repotenciar el análisis de la contemporaneidad en la escena chilena, en términos que permiten pensar, tanto en la pintura como determinante arcaico de la fotografía, como en la fotografía como sub-suelo de la pintura.
Este es un taller que se organiza a partir de una propuesta de Dittborn, cuando en un “panfleto de arte” de 1982 (“Leer&Escribir”) reproduce en su reverso la siguiente cita de Foucault: “Lo nuevo no está en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su retorno” (1970).
El método del curso consiste en el análisis de las pinturas, concebidas de tal manera que provoque la intervención de los participantes, para contribuir al estudio del diagrama de sus propias obras. Esta es una manera de combinar el análisis de la imagen con la delimitación de problemas constructivos de obra, en nuestra escena actual.